lunes, 19 de abril de 2010

SOBRE EL GRUPO ASOCIATIVO

Banda,
cómo están???

Un pedido especial para lo que son estos encuentros en el Grupo Asociativo, los martes de 19:30 a 21:30, es justamente que en lo posible tengan presente que es muy probable que de aquí en más cada encuentro se vaya hasta la hora señalada y no antes, por la manera de preparar los temas que estamos utilizando con Juan Carlos.

La misma requieren una serie de pasos en la manera de tratar cada tema y nos es imposible que cortarlos o achicarlos demasiado.
Nuestra idea es que puedan llevarse a sus casas una idea lo más armada posible sobre el tema tratado, con todas las fases que preparamos previamente, por eso les pedimos encarecidamente a quienes puedan acompañarnos que hagan las gestiones posibles (con ustedes mismos, y con sus padres) para estar hasta el final del grupo y no irse antes, sino les van a quedar las cosas mal enganchadas sobre el tema.
Será que pueden hacerlo????
Un abrazo grande a cada uno y gracias por acompañarnos en esta propuesta,

Juan Pablo

domingo, 18 de abril de 2010

Tiempo de Cuaresma

La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y de cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.

La Cuaresma dura 40 días; comienza el Miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo.

A lo largo de este tiempo, sobre todo en la liturgia del domingo, hacemos un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de verdaderos creyentes que debemos vivir como hijos de Dios.

El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa luto y penitencia.

Es un tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual.

Lavado de los pies a los discipulos

Jesús quiere despedirse de sus seguidores. de sus compañeros, de sus amigos. Otra vez su gran humildad. Su gesto fino y lleno de ternura.
Va lavándole los pies a aquellos hombres que lo habían visto ordenar a los vientos y a las olas la quietud en la tormenta, que le habían visto dar la luz a los ojos de los ciegos, hacer andar a los paralíticos, sanar a los leprosos, resucitar a los muertos. Que lo habían visto radiante como el sol en su Transfiguración y ahora, con un amor inconmensurable, con una humildad sin límites les está lavando los pies.

Pedro está asustado, no acierta a comprender, pero ante las palabras de Jesús y con su vehemencia natural, le pide que le lave de los pies a la cabeza. Jesús va más allá, está pensando en la humanidad y en esta humanidad estoy yo y falta poco para que no seamos lavados con agua, sino con su sangre que nos limpia y nos redime.

Jesús, entre los doce están los pies de aquel que te va a traicionar. Y creo que tus manos tuvieron que temblar al lavar los pies de Judas. Acariciaste aquellos pies con amor y con tristeza y nos mandaste hacer eso mismo con nuestros semejantes, sin distinciones de este por que me cae bien o de este no por que me cae mal.
¡Que yo no olvide tu ejemplo y tu mandato, Señor!.
Que a todos los que me rodean en mi cotidiano vivir yo los acepte como son y tenga ante ellos esa postura de amor y de humildad que tú nos pides.

miércoles, 14 de abril de 2010

El sentido de la Cruz de Cristo

Cristo abraza el dolor redentor en la cruz para salvarnos a nosotros.

Reflexionemos en Cristo en la cruz, en el crucifijo en el cual nosotros acabamos aprendiendo a Cristo, acabamos reconociendo a Cristo. ¿Qué es lo que vemos cuando miramos el crucifijo? La cruz de Cristo en el Calvario es el testimonio de la fuerza del mal contra el mismo Hijo de Dios; es el poder del mal que en estos momentos parece no tener freno. Incluso Aquél que había vencido al mal, en sus diversos medios de presentarse en la historia del hombre, en el pecado, en el dolor, en la muerte, ahora se ve totalmente a disposición del mal.

La cruz que se levanta sobre la tierra, la cruz que se eleva sobre todos los hombres, que le hace ser Redentor, es al mismo tiempo la más clara manifestación del poder del mal sobre Cristo, es la más clara muestra de que Cristo está dejado por Dios para que todo el mal que sufre el hombre se clave en Él. Sin embargo, Cristo es inocente.
Él es el único, entre los hombres de toda la historia, libre de pecado, incluso de la desobediencia de Adán y del pecado original.

Cada vez que besamos una cruz, no besamos simplemente un instrumento de tortura en el que han muerto miles y miles de hombres a lo largo de toda la historia de la humanidad, besamos el signo que nuestro Señor hizo bendito con su muerte. En la cruz de Cristo, sobre la que viene la muerte en un torrente de impotencia y de amor, nosotros vemos el toque del amor eterno de Dios sobre las heridas del pecado, que son las que de verdad causan el dolor de la experiencia terrena del hombre. El alma de Cristo, imponente ante la muerte que ve venir, sabe que es el toque de amor eterno de Dios sobre la obscuridad de su debilidad como hombre, y de nuestras debilidades.

La traición de Judas

El mal es un misterio. Y más aún si ese mal consiste en haber recibido la sublime gracia de tener tan cerca al Señor de la gloria. Estamos ante lo que nos supera. Y no debe extrañarnos. El pecado es en sí irracional, incomprensible. No busca sino lo contrario al bien del hombre. Es una destrucción.

Judas, uno de los doce, amigo íntimo del Señor, que le acompañó por tres años, que vio muchos milagros, que saboreó sus divinas palabras; que pudo tocarlo, palparlo, mirarlo, conocerlo y, quizás, amarlo. Pero esa ceguera le bajó los ojos a la tierra, a sus propios intereses, tal vez de orden meramente político, inmediato, material y no trascendente, espiritual como exigía el mandato del amor. Dejó de creer. Y porque de creer dejó, también de esperar y, sobre todo, de amar que es el corazón del cristianismo. Salió resuelto a entregarlo.

La traición vino no en un momento. Fue la traición de una conciencia deformada paulatinamente, poco a poco, comenzando en las cosas pequeñas hasta terminar... ¡en el pecado más grande!

Y hasta qué punto llega el mal a torcer los ojos lo vemos en su hipocresía durante la cena pascual. Sabía que le entregaría. ¿Has visto a Jesús reprochárselo abiertamente? No, sino que parece esperar “el cambio”. ¿Lo echó de la cena como quien se lo merecía por lo que haría? Le permitió aún escuchar sus divinas palabras a ver si recapacitaba. No quiso romper su corazón ya endurecido por el diablo con palabras fuertes ciertamente, pero que parecen las más adecuadas para él.

Lo dejó actuar libremente porque libre quiso el Creador a su criatura. Sólo así podía garantizar el verdadero amor. Y Judas no cambió. No reconoció su pecado. Se obstinó. Tuvo el Señor que decirle lo que haría. Y ni con eso se ablandó el corazón, duro por el pecado.

El Domingo de Resurrección o de Pascua

Es la fiesta más importante para todos los católicos, ya que con la Resurrección de Jesús es cuando adquiere sentido toda nuestra religión.

Cristo triunfó sobre la muerte y con esto nos abrió las puertas del Cielo.

La Resurrección de Jesús es un hecho histórico, cuyas pruebas entre otras, son el sepulcro vacío y las numerosas apariciones de Jesucristo a sus apóstoles.

Cuando celebramos la Resurrección de Cristo, estamos celebrando también nuestra propia liberación. Celebramos la derrota del pecado y de la muerte.

Si Jesús no hubiera resucitado, sus palabras hubieran quedado en el aire, sus promesas hubieran quedado sin cumplirse y dudaríamos que fuera realmente Dios.
Pero, como Jesús sí resucitó, entonces sabemos que venció a la muerte y al pecado; sabemos que Jesús es Dios, sabemos que nosotros resucitaremos también, sabemos que ganó para nosotros la vida eterna y de esta manera, toda nuestra vida adquiere sentido.

La Resurrección es una luz para los hombres y cada cristiano debe irradiar esa misma luz a todos los hombres haciéndolos partícipes de la alegría de la Resurrección por medio de sus palabras, su testimonio y su trabajo apostólico.

La cena de pascua en tiempos de Jesús

Hace miles de años, los judíos vivían en la tierra de Canaán, pero sobrevino una gran carestía y tuvieron que mudarse a vivir a Egipto, donde el faraón les regaló unas tierras fértiles donde pudieran vivir, gracias a la influencia de un judío llamado José, conocido como El soñador.
Después de muchos años, los israelitas se multiplicaron muchísimo en Egipto y el faraón tuvo miedo de que se rebelaran contra su reino. Ordenó matar a todos los niños varones israelitas, ahogándolos en el río Nilo. Moisés logró sobrevivir a esa matanza, pues su madre lo puso en una canasta en el río y fue recogido por la hija del faraón.
El faraón convirtió en esclavos a los israelitas, encomendándoles los trabajos más pesados.
Dios eligió a Moisés para que liberara a su pueblo de la esclavitud. Como el faraón no accedía a liberarlos, Dios mandó caer diez plagas sobre Egipto.
La última de esas plagas fue la muerte de todos los primogénitos del reino.
Para que la plaga no cayera sobre los israelitas, Dios ordenó a Moisés que cada uno de ellos marcara la puerta de su casa con la sangre de un cordero y le dio instrucciones específicas para ello: En la cena, cada familia debía comerse entero a un cordero asado sin romperle los huesos.
No debían dejar nada porque al día siguiente ya no estarían ahí. Para acompañar al cordero debían comerlo con pan ázimo y hierbas amargas. La hierbas amargas ayudarían a que tuvieran menos sed, ya que tendrían que caminar mucho en el desierto. El pan al no tener levadura no se haría duro y lo podían llevar para comer en el camino. Les mandó comer de pie y vestidos de viaje, con todas sus cosas listas, ya que tenían que estar preparados para salir cuando les avisaran.
Al día siguiente, el primogénito del faraón y de cada uno de los egipcios amaneció muerto. Esto hizo que el faraón accediera a dejar a los israelitas en libertad y éstos salieron a toda prisa de Egipto. El faraón pronto se arrepintió de haberlos dejado ir y envió a todo su ejército para traerlos de nuevo. Dios ayudó a su pueblo abriendo las aguas del mar Rojo para que pasaran y las cerró en el momento en que el ejército del faraón intentó pasar.

Desde ese día los judíos empezaron a celebrar la pascua en la primera luna llena de primavera, que fue cuando Dios los ayudó a liberarse de la esclavitud en Egipto.
Pascua quiere decir “paso”, es decir, el paso de la esclavitud a la libertad. El paso de Dios por sus vidas.

Los judíos celebran la pascua con una cena muy parecida a la que tuvieron sus antepasados en la última noche que pasaron en Egipto.

Aquella Pascua y la Nueva Pascua de Jesús
La Pascua judía, memorial de la liberación de la esclavitud de Egipto, prescribía el rito de la inmolación del cordero, un cordero por familia, según la ley mosaica. En su pasión y muerte, Jesús se revela como el Cordero de Dios "inmolado" en la cruz para quitar los pecados del mundo; fue muerto justamente en la hora en que se acostumbraba a inmolar los corderos en el Templo de Jerusalén.
El sentido de este sacrificio suyo, lo había anticipado Él mismo durante la Última Cena, poniéndose en el lugar - bajo las especies del pan y el vino - de los elementos rituales de la cena de la Pascua. Así, podemos decir que Jesús, realmente, ha llevado a cumplimiento la tradición de la antigua Pascua y la ha transformado en su Pascua.

lunes, 12 de abril de 2010

Semana Santa

¿Qué implica para los Cristianos?
Es la semana más intensa del Año Litúrgico, en la cual se reza y reflexiona sobre la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.
¿Qué importancia tiene?
La Semana Santa fue la última semana de Cristo en la tierra. Su Resurrección nos recuerda que los hombres fuimos creados para vivir eternamente junto a Dios.
¿Siempre significó lo mismo?
El pueblo judío celebraba la fiesta de pascua en recuerdo de la liberación de la esclavitud de Egipto, el día de la primera luna llena de otoño.

Pascua es “paso”, en aquel entonces, celebrado como el paso de la esclavitud a la libertad.
Desde entonces, en la fiesta de la Pascua, los judíos se reunían a comer cordero asado, recitar bendiciones y cantar salmos. Y fue esta la Pascual que compartió Jesús con sus discípulos.
Luego de su Pasión, Muerte y Resurrección, Jesús es el nuevo cordero pascual que nos trae la nueva liberación, del pecado y de la muerte.

Y Pascua pasa a ser “paso”, pero de la muerte a la vida

Esta es una excelente oportunidad, para que todos los cristianos celebremos con fe y devoción la muerte y resurrección de Jesús, hechos centrales de nuestra fe que, una vez más, se reactualizan a lo largo de más de 2 mil años de historia.

LA SEMANA SANTA DÍA A DÍA
* Domingo de Ramos *
En este día celebramos la entrada triunfal de Cristo a Jerusalén. Montado en un burro, Jesús hace su entrada como la del Siervo que camina hacia la muerte y la del Señor que va a ser glorificado.
* Lunes Santo *
Jesús manifiesta ante el pueblo y la naturaleza su poderío. Realiza la purificación del templo expulsando a los mercaderes y dejando muy claro: “Mi casa, casa de oración será llamada”.

* Martes Santo *
Jesús se enfrenta con los líderes religiosos de su tiempo. Primero con los sacerdotes y ancianos que cuestionan su autoridad para predicar y hacer milagros. Y luego con los fariseos.

* Miércoles Santo *
La Iglesia Católica se reserva para este día un momento de penitencia, en las vísperas de Pasión de Jesús, es día que nos preparamos con mayor interés para vivir mejor los días que se vienen.

---- Misa Crismal ----
Por la mañana todos los sacerdotes, se reúnen en la Iglesia Catedral para celebrar la Misa Crismal. En esa ocasión, con la presencia del Obispo del lugar, y rodeados de fieles, renuevan sus promesas sacerdotales, dando un claro sentido de unión eclesial en torno al Obispo.
En esa misma celebración se bendicen los santos óleos con los que serán ungidos los niños que recibirán su bautismo, los enfermos y quienes celebren el sacramento de la Confirmación durante el año.

¿Qué es el Triduo Pascual?
Son los tres días más importantes del año litúrgico, o sea, más importantes que la Navidad y cualquier otra fecha en el año, para los creyentes:
Jueves SantoViernes SantoDomingo de Resurrección

* Jueves Santo *
Por la noche, se celebra la Eucaristía que viene a evocar la Ultima Cena.

Esta cena es muy importante porque en ella Jesús, como sabía que iba a morir, quiso hacer algo para poder quedarse para siempre con los hombres.

¿Y cómo hizo esto? Dejándonos LA EUCARISTIA, o sea la COMUNION.
Entonces, cada vez que comulgamos, Cristo que está en la hostia, entra en nuestra alma.En la Eucaristía, Jesús en medio de la comida Pascual, ofreció a Dios Padre su Cuerpo y su Sangre bajo las especies del pan y el vino.

Al mismo tiempo, Jesús se muestra servidor de los hombres a través del hermoso signo del lavado de los pies. Un signo profundo y sencillo, como actitud de servicio y entrega a los demás.
También recordamos la traición de Judas, cuando lo entregó con un beso, y la oración en Huerto de Getsemaní, en donde se dio su prendimiento.
Después de la última cena, Jesús fue a rezar a un monte que se llamaba de los Olivos y allí lo tomaron preso.

* Viernes Santo *
Luego de ser apresado, Jesús es interrogado y azotado.

Le pusieron una corona de espinas, se burlaron de El y finalmente le clavaron en una cruz y murió.
Los cristianos estamos de luto, al recordarse la pasión y muerte de Jesucristo. Ese día no hay misa, es el único día que no se celebra la Eucaristía.
Es la Pasión del hombre abandonado, humillado y flagelado. La cruz es la victoria del amor y la esperanza de la Resurrección. Los fieles peregrinamos, con devoción, siguiendo las estaciones del Vía Crucis (que significa camino de la cruz) y de este modo nos unimos al dolor y la Pasión de Cristo.Se reflexiona sobre el significado de la Muerte de Cristo.

* Sábado Santo *
La Iglesia está en espera, junto al sepulcro. En la mañana no hay misa, el altar sigue desnudo, hasta después de la Solemne Vigilia Pascual. Continuamos la oración y la meditación del día anterior. El dolor de Cristo es también dolor de la Iglesia.
En la noche, se realiza la Vigilia de la Resurrección, que tiene la misma importancia que la misa del domingo, porque ya conmemora la Resurrección de Jesús.

* Domingo de Pascua * Llegamos a la celebración más grande e importante que tenemos los cristianos: la Pascua, el TRIUNFO DE JESUS SOBRE LA MUERTE.
Juntos celebramos el paso de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida. La Iglesia entera proclama que Jesucristo ha resucitado.

Renovamos nuestras promesas bautismales y celebramos esa misma salvación en los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía.
Lo fundamental es que el señor ha resucitado, ha vencido a la muerte y nos acompaña hasta el final de los tiempos.